jueves, 24 de febrero de 2011

TRONO

En el exterior de la casa un gran pasillo abalconado sembrado en las esquinas de miradores modernistas, adornados con vidrios de colores. Cuando llegaba el sol de la mañana, rojos, azules y verdes se proyectaban en el suelo con caprichosas formas. Solía correr  por ellos y alongarme entre sus muros para ver un horizonte de frutas e invernaderos, detrás el mar, a pocos kilómetros. Con nosotros vivía Antolina una señora mayor de Barcelona.
Una mañana escondida en uno de los rincones del pasillo exterior me quedé maravillada...Antolina en un trono móvil, contemplaba la vista horizontal del norte, con una bata de seda llena de pavos reales multiplicando sus plumas, la ligera brisa los movía como si se pasearan por su cuerpo, alguno como si quisiera volar más allá de las telas y el trono.
Yo pensé que era una reina, sentada en aquella silla forrada de eskay marrón, con posa manos, reposapiés y cabezal. Hierática y faraónica. Al poco apareció Rosi, la chica que la cuidaba, una mano levantada de Antolina la detuvo, esperando otra señal, por fin su mano le pidió que se acercara. Rosi abrió un compartimento de la parte trasera de la silla y sacó una escupidera llena de mierda.
El trono era un váter móvil, me pregunté si Batman tendría otro y me fui convencida de que efectivamente, era una reina y que María Antonieta hubiera hecho lo mismo si hubiera llegado a vieja. 

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