La vuelta siempre es seca, deshidratada, los azulejos las orillas al fin desiertas del baño. Se miró en el espejo, terminó de escurrirse el mezcal, la marea retrocedida siempre deja la roca desnuda y vulnerable, sacudió las escamas que le quedaban en los ojos. Nada de sal, no responde al otro nombre de más allá del espejo. Dónde habitan las ballenas será juzgada por homicidio. Lo único realmente molesto ahora, es un espina clavada en el esófago.
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